Un Artista con Mochila

Han pasado casi dos largos meses desde que José Antonio Labordeta Subías nos soltaba de la mano y dejaba a nuestro aire. Casi ocho semanas desde el 19 de Septiembre de 2010 para reaccionar y darnos cuenta de que todo lo que este gran hombre arrojaba de su mente privilegiada, se convierte, de ahora en adelante, en *legado.*

Cualquiera que eche un vistazo a su no corta vida, puede llegar a dos conclusiones. Una es que José Antonio llegó a dónde estaba por méritos propios; la otra es que esos mismos méritos son tangibles a más no poder.

Hombre de letras desde el principio al final, con una obra extensa, variada, rica. A pesar de sus actividades políticas en el lado nacionalista y socialista de Aragón (en las que estuvo presente para dar alguna que otra última palabra, con valentía y sin dejarse amedrentar), no descuidó en absoluto varios campos artísticos, como son la literatura, la música, o incluso la interpretación.

Tú, lector, seguramente hayas leído uno o dos pasajes de “Diario de un Náufrago”. Tú, lectora, puede que te acuerdes de esos cuentos tan entintados de posguerra y sabor a Aragón. Alguno tendrá en la mini-cadena algún disco suyo, pues también era conocido por su “Canto a la Libertad”, entre otras.

Los más jóvenes le recordaremos por “Un País en la Mochila”. En este momento no puedo evitar emocionarme mientras agrupo palabras, al recordar que este señor tan afable, preocupado por los caminos que recorría, y tan bonachón; armado con un cayado y una bolsa marrón, su boina de abuelete, y ese bigotón tan particular… Se ha ido.

En una situación tan descorazonadora como esta, no habita el consuelo. Conviven los tópicos, las frases hechas, los gestos trillados…

No tenemos más remedio que rendirnos a uno de ellos, y cantarle a José Antonio, allá donde estés, que como parte de la historia española, de la que has pasado a formar parte, no serás olvidado.

Gracias