Aceptar el Hecho
-Hay dos maneras de llevar ésto. La primera es que obviemos e ignoremos esos detalles que tanto duelen. Hagamos como que está todo dicho, y ambos sabemos lo que hay. Tú sigues tu camino, y yo sigo mi senda amarga pomelo. Aceptamos el Hecho.
-¿Y la otra? - pregunta.
-La otra, es que entremos en esos instantes que desgastarán la roca que es nuestro Corazón, y a golpe de descalificación y reproche, lleguemos a la misma conclusión que antes. La diferencia está en el dolor que me hará llorar en silencio a oscuras, en mi habitación; cuando esa parlanchina y neutral, llamada Imaginación, me visite para pasar la noche a mi lado, y me redacte su noticiario fatal a fuego y sangre.
-… - mirando al suelo sus ausentes ojitos, donde la cobardía le invita a escapar.
-Tan sólo déjalo estar, ¿vale? - Continua él con un nudo en la garganta - Tan sólo déjalo estar… Antes de que cada Detalle presente un Hecho, y yo rechace aquellas sonrisas en el Puente Rialto, bajo la luz de un Sol que nos abrazaba, y el bullicio de palabras en otros idiomas alrededor de nuestra aureola; aquellos besos, aquellas caricias, y sobretodo, aquellos viajes a tu mirada, que tantos minutos me hicieron soñar.
Y cuando pasan los minutos, y las miradas no se encuentran, la madera de la puerta suena al cerrarse, y por fin, él sabe que ha obrado bien, a oscuras de nuevo, solitario.
Es fácil mentirse, pero duro aceptar y convivir con el Hecho.